Viejux En Brux

sábado, agosto 12, 2006

Entre nubes y humo

Cuatro meses sin escribir significa muchas historias, muchas vivencias y muchas cosas sin contar. En gran parte porque cuando estaba aquí, he estado encerrado estudiando para el dichoso CCIE (aka. Cuando lo Consiga Ire a España). Y ya estoy un paso más cerca, poco antes de mis vacaciones de Julio aprobé el examen teórico. Resulta extraño poder resumir el motivo de mi estancia aquí con 4 míseras letras; sin duda también he venido buscando una experiencia nueva, una cultura distinta y nuevos horizontes, pero los horizontes son aquí grises y monótonos.
Reconozco que el mayor culpable de sentirme rodeado de monotonía soy yo mismo, pero como dice una amiga: "Es fácil echarse la culpa a uno mismo, pero es más fácil echarsela a los demás"(Homer J. Simpson). Vivir bajo un manto de nubes durante cientos de años marca el carácter, lo queráis o no.
Pero antes de que algunos japoneses traductores de manuales de cafeteras se me tiren al cuello, cambiaré el rumbo de mi velero.

"Rumbo a la Azohía, marinero!" Durante mi merecido descanso en Julio pasé por allí unos días, volviendo a sentir el abrazo de nuestro sol. La arena, el agua, las abuelas con sus críos llorones a dos metros de tí... sí, volví a la playa :) Y volví a mi gente, a mis tapicas del bar de la esquina, a mi Forito con SFDK retumbando en los altavoces traseros, a Ana diciendome que cambie de música, a la deliciosa rutina, vaya. Fueron dos semanas de locura, de las que, para variar, volví más cansado que al irme, pero con las pilas cargadas para aguantar el verano gris. He de decir que al volver el tiempo pareció acompañarme en las maletas, porque tuve una semana de días de mangas cortas y escotes generosos en las calles, seguidas de noches extrañamente bochornosas. Hasta que llegó la artillería a verme: Rubén y Garro, dos compañeros de carrera y borracheras varias. No quiero echarles la culpa, pero casualmente al aterrizar ellos en el aeropuerto cayó el primer chaparrón de julio. Y desde entonces la cosa ha ido "otoñizándose" hasta llegar a los 15º de hoy. Claro que para lluvia, la de cerveza que nos pegamos mientras estuvieron aquí.



También tuve una visita tan inesperada como bien recibida: el tito Louis y su amigo Felipe. Sólo el fútbol podía conseguir tal acontecimiento (un molinero cruzando los límites de su término municipal!!): fueron a Alemania a ver a nuestra grandiosa selección. Para la posteridad quedan las fotos de los peazo chuletones que se jamaron en un restaurante portugués (Louis, a ver si veo esas fotos). Donde por cierto, vimos a Portugal eliminando a Holanda mientras yo llevaba mi camiseta de la selección holandesa. Milagrosamente, mi cena no estaba envenenada y pude salir vivo de allí.

Luego vino la Azohía, el Summercase, la visita a mis primos de Alicante, y la vuelta a mis queridos 48º a la sombra de Murcia. Y por cierto, que no se me pase anunciar con orgullo y alegría que mi prima será mamá! Una nueva generación de Picós ya prepara su desembarco.
Summercase fue toda una experiencia, acompañado por la reina de birra-robada, con la que emborracharnos nos salía gratis gracias a sus dotes evasivas. Disfrutamos con los ojos cerrados escuchando a Massive Attack, saltamos con Fatboy Slim, y nos apenamos por un heroinómano llamado Primal Scream. También nos sirvió para tener un primer contacto con Barcelona, hacia donde puede que se encaminen mis pasos. Una ciudad cosmopolita, mediterránea, donde "próxima" se dice "propera", y la gente va al metro en bañador, rumbo a la playa.
También tuve mi momento Manga (que no fue momento mierda), haciendo botelleo con mis vecinos y los molineros, y rodeado de críos de 15 años con ganas de enseñarse delante de sus novias, "la Jenny y la Pili". No pudo ser ZM esta vez, pero fue una noche divertida.
En Alicante descubrí junto a mis primos que la sangría con fruta tropical (más conocida como manzana) cuesta 12€ la jarra, que el alioli es ajo-aceite, y que un arroz puede estar tenso (cortesía de Salvador Picó). Pero también descubrí un rincón de playa con encanto (pese a las obras que la amenazan), y que la familia es la familia, siempre estará allí.

En mente quedan ahora las fiestas de Molina, la luz de septiembre y la vuelta a la manga corta y el escote generoso. Trataré de regalaros algo más antes de ir.