Viejux En Brux

lunes, septiembre 18, 2006

Y el verano llegó a su fin

Se acabó lo que se daba... al menos de momento.15 días dan para mucho (dan para un primero, un segundo plato y hasta postre!), pero siguen sabiendo a poco cuando llega el momento de subir al avión y recibir el último guiño del sol.
Desde el asiento 21 D de este 737 con destino a Bruselas, imagino ya la lluvia otoñal (otoñal por llamarla de alguna manera, porque allí llueve siempre) recibiéndome con toda la calidez que es capaz de dar esta "tierra de herejes", como dice Alatriste. Estas idas y venidas, reencuentros y despedidas, se están convirtiendo en una rutina no muy agradable, aunque sin duda bien recibida si la comparo con la "otra" rutina: casa-trabajo trabajo-casa.
Haciendo un pequeño balance de estos días, he tenido un poco de todo y un mucho de nada. Unas tapicas en la terraza del Miramar, vaya. Estuve en la playa, aunque no tanto como quise (y eso que me dio tiempo a tostarme cual gamba roja del mar Menor!). Me junté con algunos amigos, aunque no pude verlos a todos. Hice el perro con mi segunda plato favorito, aunque apenas una pequeña parte de lo que nos hubiera gustado. Y así podría seguir un buen rato; pero, qué coño! Lo he pasado más que bien.
Fiestas de Molina (aunque le fallé la última noche al tito Louis), viajecico a los mundos de la Dra Quinn, tueste al sol en Calblanque con mi japonés favorito, cervezicas al sol con el corredor terapeuta, paseíco campestre con mi Titán, y, por supuesto, atardeceres en la curva de la Azohía. Ahí es ná.
Ahora toca la vuelta a la realidad cisquense, donde la mejor noticia es que me espera un cochecico de empresa para poder pasearme. Tranquilos que pondre fotos en cuanto lo tenga.

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